Liderando el mundo
Para poder hablar sobre un líder es necesario llegar a comprender su significado, por lo cual he creído importante tomar en cuenta la etimología de la palabra, pues de esta manera podremos adentrarnos en su estudio.
Pues bien, la palabra “líder” podría encontrar su origen en la partícula “lid”, que proviene del latín lis-litis (nominativo y genitivo latinos, respectivamente). Su significado original en la lengua latina es: disputa, querella o proceso. De esta manera y según su etimología, el líder es quien inicia o se encuentra inmerso en una querella, disputa o proceso. Este significado es verdaderamente interesante pues, coloca al líder, no como alguien con una postura pasiva frente a la realidad, sino como alguien que tiene una postura activa de disputa mediante la cual, se supone, quiere cambiar algo de su entorno inmediato.
Si nos remitimos también a la etimología de esta palabra, encontramos dos partículas latinas de las cuales proviene. La primera, "dis", que significa separar o separadamente y la segunda, "puto" o "putare", es un verbo latino que significa podar o limpiar. De este modo, una disputa es un proceso mediante el cual se separan o distinguen elementos de algo para limpiarlos o podarlos, para remover sus partes malas y nocivas. Si forzamos una aplicación de este sentido al liderazgo, el líder será, entonces, quien tendrá la claridad para separar o analizar algo en sus elementos constitutivos, de tal manera de separar los elementos nocivos, que no sirven e impiden su crecimiento.
De este modo, uno de los aspectos más interesantes que surge de este estudio de la palabra que nos ocupa, nos orienta a que el líder ha de poseer una cierta capacidad intelectual especialmente desarrollada pues, para poder vislumbrar lo que ha de ser quitado, removido o podado de algo o de alguien, debe ser un experto conocedor de la naturaleza de ese algo o ese alguien.
¿Pero cómo ser un buen líder?
En nuestra cultura latina predomina el modelo del jefe brillante que todo lo puede, que independientemente del equipo que dirija, sus resultados siempre serán positivos. No es ese el mejor modelo para el éxito, según la visión de verdaderos estrategas del ámbito empresario.
Jack Welch fue el CEO del General Electric, y gracias a su brillante gestión, la compañía se convirtió en uno de los grupos más importantes del mundo. Tras su retiro, el genial Welch se dedica a formar y entrenar nuevos líderes para dirigir empresas.
Ser líder cambia todo, sostiene Welch; "antes de ser líder, el éxito es personal, todo es acerca de tu performance. En cambio, cuando pasas a ser un líder, el éxito es el crecimiento de los demás", considera Welch.
Este es el paradigma que debe cambiar en la mente de quien asume un rol de dirección, quien lidera un grupo de trabajo; para Jack Welch, suele ser el mayor error que acaba con la carrera de mucha gente brillante, porque como líderes siguen pensando en su éxito personal. Ser líder es pasar de ser el "jugador estrella" a "entrenador exitoso", por eso el buen trabajo será convertir a los trabajadores a cargo en los mejores profesionales.
Welch resalta las actitudes necesarias de un buen líder:
- Ser un guía del equipo, convertirse en mentor de los profesionales a cargo.
- Transmite energía positiva, tanto en el ámbito de trabajo como en la vida.
- Ser optimista con el futuro.
- Interesarse apasionadamente por el progreso de cada persona del equipo.
- Darle feedback del progreso a cada trabajador de manera frecuente, no solamente a fin de año. Comentar una presentación, una reunión con clientes.
- Utilizar cada momento importante para explicar y enseñar.
- Actuar con total franqueza, no es necesario "edulcorar" el trato con el equipo, el buen ambiente no debe ser artificial.
"Ya no se trata de ti, nunca más. Se trata de ellos".